Transformación*
Yo soy Francisco Copello, tal vez un ingenuo, pero en el fondo siempre tiene donde agarrarse a la realidad. Yo empecé una carrera como grabador con mucho éxito y la interrumpí concientemente porque necesitaba otros estímulos. Esos estímulos eran las artes escénicas. El disfrazarse, el fingir, el ser otro, pero siendo uno mismo, los miles de rostros que podía ensayar y que podía mostrarle al mundo, cambiar, transformarme. Eso para mi era muy importante, transformarme, no ser nunca yo mismo, era siempre otro.
Y seguía inventando y eso me llevaba siempre a otro, jamás era yo mismo, era una constante huida de mis miedos, porque me daba miedo ser yo mismo.
El trabajo con mi cuerpo es una transformación visual, me gusta verme bien y eso lo proyecto. Glamour, glamour eso es lo que yo trato de darle a mis personajes femeninos.
Yo soy Francisco Copello.
Despedida Final
Ser un eterno extranjero.
La metafísica del viaje: partidas, traslados, desarraigos.
El aterrizaje no fue fácil cuando llegué a este país, tal vez durante mi ausencia olvidaron mi existencia.
Me sentí como un forastero en un desorden telúrico con desvíos traicioneros.
La gratitud que mi patria me negó me la dio Italia y Nueva York, valorando y vendiendo mi arte.
¿usted cree en los milagros? Mi vida fue un rosario de milagros.
Me voy esperando un mundo mejor.
Adío bambolé, adío…..adío y a la mierda¡¡¡
* Textos obtenidos del documental The Chilean Boy de Claudio Rojas Tapia.